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6 de noviembre de 2018Esta semana, desde La Fábrica de Traducciones, tenemos el honor de presentaros al primer traductor del Hamlet de Shakespeare al español: don Leandro Fernández de Moratín. ¿Quieres descubrir más acerca de su vida y obra? Acompáñanos en esta pequeña biografía de uno de los autores más importante del siglo XVIII.
Leandro Fernández de Moratín
Infancia y juventud
Nació en Madrid en marzo de 1760, hijo del también dramaturgo y abogado Nicolás Fernández de Moratín. Se crió en un ambiente de frecuentes tertulias literarias gracias a la dedicación a las letras que tenía su padre. Este fundó en 1771 la Fonda de San Sebastián, una de las más importantes tertulias del Madrid de la Ilustración.
Enfermó de viruela a los cuatro años, lo que afectó a su carácter, volviéndolo tímido. Fue un ávido lector de poesía, del Quijote, del Lazarillo, de la obra del padre Juan de Mariana y de la Guerra de Granada, obra de Diego Hurtado de Mendoza. A los 19 años, en 1779, consiguió un accésit de poesía en un concurso público de la Real Academia de la Lengua Española con el romance heroico La toma de Granada por los Reyes Católicos. Se enamora de una vecina suya de quince años, que acaba casándose con su tío, el cual le dobla la edad. Esto le hará abrigar adversión contra los matrimonios desiguales, como luego reflejará en sus obras teatrales.
La muerte de su padre
En 1780 muere su padre y tendrá que hacerse cargo de su madre. En 1782 ganó el segundo premio de la Real Academia con su Lección literaria. Sátira contra los vicios introducidos en la poesía castellana. En 1787 viaja a París en calidad de secretario del conde de Cabarrús gracias a su amistad con Jovellanos. Allí conoce al dramaturgo Carlo Goldoni, que será un referente para él. A su vuelta a Madrid funda una academia literaria burlesca con unos amigos, entre los que se encuentran Juan Tineo Ramírez y José Antonio Conde. La derrota de los pedantes será su primer éxito publicado, que lo hará enemistarse con Cristobal Cladera, trasfondo del don Hermógenes de La comedia nueva o El café.
Madurez y estabilidad económica
Consigue el favor del conde de Floridablanca y concede a Fernández de Moratín un beneficio de trescientos ducados sobre el arzobispado de Burgos. Luego, con Godoy, estrena sus obras teatrales y consigue otras sinecuras que le reportan una estabilidad económica. Esos ingresos le permiten dedicarse a la creación teatral y se retira a Pastrana (Guadalajara), cuna de su madre. Allí retocó El barón y La mojigata y escribió La comedia nueva o El café.
Después de estrenar esta última, una crítica al teatro popular del momento, Fernández de Moratín se marcha becado por Godoy a viajar por Europa durante cinco años. Vuelve a visitar París, donde quedó aterrado con el asalto a las Tullerías en agosto de 1792. Se marcha a Inglaterra, donde recoge sus impresiones en Apuntaciones sueltas de Inglaterra (1792). Allí estudia el teatro de Shakespeare, pero a través de las refundiciones de Jean-François Ducis, y traduce por primera vez Hamlet al castellano. Después viajó a Bélgica y Alemania, donde perdió sus escritos y temió ser asesinado. También estuvo en Suiza e Italia. De su estancia en Italia es el diario de viajes Viaje a Italia (1793). Se encontró con admiradores en tierra italianas, que lo hicieron miembro de la Academia de la Arcadia de Roma con el sobrenombre Inarco Celenio. El viaje de regreso a España fue muy complicado, tanto por la travesía como por sus compañeros de viaje.
Vuelta a Madrid
De nuevo en Madrid, entabla amistad con Francisco de Goya, que realizará un primer retrato suyo en 1799. Frecuenta la tertulia de Pedro Estala (quien lo llamó el «Molière de España» en 1794). Se hace amigo también de Juan Antonio Melón, poderoso censor de libros. Es nombrado miembro de la Junta de Dirección y Reformas del Teatro (1799), pero tendrá problemas con su director y abandonará pronto el cargo. Consigue estrenar sus obras El barón (1803) y La mojigata (1804). Pero su gran éxito será El sí de las niñas.
Moratín, el afrancesado
Tras la caída de Godoy y su estancia en Vitoria, Fernández de Moratín vuelve como afrancesado y le son confiscados sus bienes. Con la llegada de José Bonaparte, es nombrado bibliotecasio mayor de la Real Biblioteca en 1811. Su contribución será un nuevo catálogo de fichas sueltas. Es nombrado caballero de la Orden Real de España. De esta misma época es un prólogo que escribe contra la recién derogada Inquisición para una edición del Fray Gerundio de Campazas que no llegó a publicar. Comienza a traducir a Molière, aunque lo que realmente hace son adaptaciones de sus obras. Estrena La escula de los maridos (de Molière) en 1812, a cargo de un gran actor amigo suyo, Isidoro Máiquez.
Con la Guerra de la Independencia empieza su huida. Primero irá a Valencia, luego a Peñíscola y a Barcelona. Aquí estrena su traducción de El médico a palos de Molière en 1814, la cual fue un éxito. También traduce el Cándido o el optimismo de Voltaire. Por temor a que se restituya la Inquisición, se marcha a Francia, donde visita Montpellier y París y más tarde viajará a Bolonia (Italia).
El pronunciamiento de Riego en 1820 y la restauración de la Constitución de Cádiz le hará volver y se establecerá en Barcelona, donde sus amigos le consiguen un cargo como juez de imprentas. Pero se declara la peste en la ciudad y Moratín marcha a Bayona, ya no volverá más a España. Se establece en Burdeos con la familia de Manuel de Silvela. Se reencuentra con Goya, que realiza otro retrato de Moratín. En 1825 sufre una apoplejía. Sigue a la familia Silvela a París, donde muere el 21 de julio de 1828.