Benito Pérez Galdós (1843-1920)
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11 de enero de 2019Seguramente hayas confundido en muchas ocasiones un intérprete de idiomas con un cantante o un actor. Suele ocurrir, y es una anécdota muy extendida, que cuando un chico o una chica empieza la carrera de Traducción e Interpretación, haya mucha gente que piense que quiere ser actor o actriz. ¡Nada más lejos de la realidad! Te explicamos qué es un intérprete y a qué se dedica, síguenos.
¿Intérprete o traductor?
La traducción, aún hoy, sigue siendo ese gran desconocido que a todos nos hace falta en algún momento de nuestra vida. Con la globalización y la internacionalización, llega a ser casi imprescindibles saber idiomas, sobre todo los que más se suelen utilizar en el mundo de los negocios. Cuando alguien acude a una entrevista de trabajo, parece casi requisito sine qua non que tenga cierto nivel de inglés, ¿verdad? Pero, con todo, seguimos menospreciando a los traductores e intérpretes profesionales y pensamos que Google o Siri pueden hacer el trabajo mejor que alguien preparado. ¡Qué equivocados estamos!
Entonces, ¿cómo no vamos a confundir a un intérprete con un cantante o un actor? ¡Lo raro sería lo contrario! Y, ya dentro del terreno de los idiomas, también se producen errores porque tampoco se sabe distinguir a un traductor de un intérprete. ¿Hay diferencia? ¡Por supuesto!
El traductor
Un traductor es una persona que traslada un documento, texto o discurso de una lengua origen a una lengua destino. Por ejemplo, si tenemos un libro de George R. R. Martin en inglés, necesitaremos un traductor para que nos vierta el libro en español o la lengua que queramos. Otro ejemplo, si tenemos una tienda online en español y queremos llegar a más gente, necesitaremos a un traductor para que ponga esos textos en inglés, alemán o el idioma que queramos. Fácil, ¿verdad?
El intérprete
¿Y qué hace un intérprete? Pues a eso vamos. Un intérprete se dedica a traducir de forma simultánea o consecutiva un discurso oral. Para que lo veáis más claro: el intérprete es aquel que está al lado de los políticos que no se entienden entre sí porque no comparten el mismo idioma.
Pero un intérprete no solo es necesario para los políticos o grandes mandatarios. Un intérprete puede ser requerido por cualquiera para traducir un texto oral. Pensemos en las urgencias sanitarias, por ejemplo, cuando les llega un turista o un inmigrante que no habla la lengua del país en el que está. En ese caso, necesitaremos un intérprete. También será necesario en reuniones en las que participen personas con diferentes lenguas, en congresos, charlas, conferencias, retransmisiones multilingües de televisión o radio y un largo etcétera.
Tipos de interpretación
Como en todo, también hay diferentes formas de interpretar. Os detallamos un poco las dos más populares y utilizadas.
La interpretación simultánea
Consiste en traducir el mensaje mientras el emisor lo comunica, de la forma más rápida que pueda, ya que el orador no para de hablar. Suele colocarse el intérprete en una cabina insonorizada, donde escucha al hablante a través de unos auriculares y enuncia el discurso transmitido. En este tipo de traducción, es muy común que se trabaje por parejas con la misma combinación lingüística. Cuando no se pueden utilizar cabinas, se utiliza un sistema de interpretación portátil que consiste en un micrófono por el que habla el ponente, unos auriculares con micrófono para el intérprete y unos auriculares que utilizan los oyentes para recibir la señal del micrófono del intérprete. Durante la interpretación, los integrantes de la pareja de intérpretes se van turnando.
La interpretación consecutiva
En la interpretación consecutiva, el intérprete toma notas durante el discurso del orador y, una vez este ha concluido o ha hecho una pausa larga, traduce el mensaje. Esta interpretación se puede realizar en periodos cortos, en los que juega un importante papel la memoria del intérprete, o en periodos más largos, en los que toma notas sobre el discurso. Hace medio siglo, era habitual que la interpretación de un discurso durara cerca de media hora. Actualmente, esos periodos se han reducido y 10 o 15 minutos ya se considera un discurso largo.
Toda interpretación, en cualquier caso, requiere de una preparación previa, en la que es básico el estudio de la ponencia o el tema que se va a tratar, además de la documentación adicional que se pueda necesitar en cada caso. Eso hace que la interpretación sea un trabajo específico.