Problemas de traducción: la localización
12 de marzo de 2019Refranero español V
5 de abril de 2019Si algo caracteriza al Renacimiento español es que tuvimos unos extraordinarios escritores. Hoy os presentamos a Juan de Valdés en una nueva entrega de Escritores y traductores. Acompáñanos a conocer a este fantástico escritor.
Primeros años y formación
Son pocos los datos que posemos de manera fiable sobre la vida de Juan de Valdés. Nació en Cuenca a finales del siglo XV o principios del siglo XVI y que pudo ser gemelo con Alfonso de Valdés. Su familia era importante en la ciudad. Conocemos que aprendió las tesis iluministas de los alumbrados de la mano de Pedro Ruiz de Alcaraz. También recibió educación humanística de Pedro Mártir de Anglería.
Más tarde, Juan de Valdés estudia Derecho Canónico en la Universidad de Alcalá de Henares, donde se documenta su presencia ya en 1526. Sabía latín y griego. Aprenderá hebreo para traducir los Salmos y las epístolas de San Pablo al castellano.
En 1528 comienza a escribir a Erasmo de Rotérdam, en cuya correspondencia deja ver su interés por las tesis iluministas y reformistas. Su primera obra, Diálogo sobre la doctrina cristiana, aunque apareció anónima, le supuso una denuncia por herejía ante la Inquisición española.
Vida en Italia
Huida y protección de Clemente VII
Siendo alertado por alguien de este suceso, tuvo que marcharse a Italia, donde consiguió la protección del papa Clemente VII. Fue nombrado gentilhombre de capa y espada de la corte del papa Clemente, que lo protegió hasta su muerte.
Juan de Valdés en Nápoles
En 1534, es nombrado papa Paulo III, Alejandro Fernesio, enemigo de la estirpe florentina de los Médici, a la que pertenecía su antecesor. Paulo III le retira la protección papal a Juan del Valdés, que se trasladará a Nápoles. Allí será agente político del emperador, aunque por un breve periodo de tiempo, ya que pronto llegará a sentir la reacción antierasmista de la Inquisición española.
Los años posteriores a su muerte escribió de forma abundante consideraciones piadosas, trabajos exegéticos, traducciones parciales de la Biblia y algunos diálogos para aclarar conceptos y ampliar las conversaciones que tenía en su círculo de tertulias religiosas que mantuvo en su casa. Estos trabajos fueron conservados por su discípula Julia Gonzaga. En estas tertulias participaron influyentes personajes de la época, como la citada Giulia Gonzaga, Pietro Antonio di Capua (arzobispo de Otranto), Caterina Cybo, Bernardino Ochino, entre otros.
Juan de Valdés murió en 1541, cuando se preparaba un segundo proceso inquisitorial contra él y sus discípulos.
El Diálogo de la lengua
Escribirá, en Nápoles, uno de los pocos libros sobre el español en la época, el Diálogo de la lengua. En esta obra, tres personajes le hacen preguntas al propio autor, que aparece como un personaje más del libro, sobre el funcionamiento del castellano desde tres perspectivas distintas: la de un nativo de la lengua, la de un novicio aprendiz de la lengua y la de un curioso de la lengua.
Valdés, en el Diálogo, se sitúa en contraposición a Nebrija, quien había publicado la primera gramática del español en 1492. Para Valdés, las normas las dicta el pueblo y por eso no considera como verdadera la norma toledana, que suscribe Nebrija, porque el lenguaje de la corte no es el lenguaje del pueblo.