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29 de mayo de 2018Recientemente, la traducción jurada se ha vuelto muy importante debido al comercio internacional, la creación de bloques político-económicos, la migración y el turismo. Pero ¿de qué se trata?
Una traducción jurada de un documento (también llamada traducción pública, legal, oficial o certificada) está avalada por la firma y el sello de un traductor jurado autorizado por el Ministerio de Asuntos Exteriores para traducir los documentos oficiales. Las autoridades consideran que estas traducciones tienen un estatus formal.
La traducción jurada generalmente está reconocida como una traducción oficialmente aceptada de un documento legal o de cualquier documento que deba aportarse en una situación legal, como certificados de nacimiento, certificados académicos o declaraciones. Las traducciones juradas siempre son necesarias cuando se va a utilizar con fines administrativos o gubernamentales.
Normas de la traducción jurada
No existen normas fijas sobre las traducciones juradas, ya que los requisitos dependen del país en el que se utilizarán y, por lo tanto, las regulaciones pueden cambiar en función de la ubicación. Es por eso que podemos referirnos a este tipo de traducción también como certificada, pública u oficial, dependiendo del proceso utilizado y el país de destino.
Sin embargo, se requieren algunos procesos diferentes para validar una traducción basada en el país donde se origina la traducción y el país al que se entregará el documento final. Algunos de los más comunes son los siguientes:
Una traducción puede considerarse oficialmente certificada si el documento ha sido traducido por un «traductor jurado». Hay algunos países como España, Francia o los Países Bajos, donde un traductor se convierte en traductor jurado prestando juramento ante un tribunal, para que sus traducciones sean aceptadas como una versión completa y fiel del original y conforme a las disposiciones legales. Estas traducciones también incluyen la firma y el sello del traductor. En países como el Reino Unido o los EE. UU., esto no existe. En estos países, una traducción puede certificarse si ha sido firmada por el traductor en presencia de un abogado o un notario; sin embargo, el abogado o notario no garantiza la exactitud del documento, es el traductor que lo firma quien asume toda la responsabilidad. Por ejemplo, si un documento ha sido traducido de forma descuidada, el traductor podría ser acusado de desacato al tribunal, perjurio o negligencia.
¿QUIÉNES SON LOS TRADUCTORES JURADO?
Un traductor jurado es alguien que está autorizado por el Ministerio de Asuntos Exteriores para traducir documentos oficiales. Los traductores e intérpretes acreditados son conocidos por diferentes nombres oficiales según el país. Por ejemplo, en España, la denominación oficial es traductor-intérprete jurado, aunque es más común usar “traductor jurado”.
El nombre y los detalles de un intérprete jurado están registrados en la Oficina de Interpretación de Idiomas de Madrid y en la oficina regional del Consejo de Distrito. Al firmar y sellar, el traductor asume la responsabilidad del documento.
Diferencias entre la traducción jurada y estándar
Una traducción jurada es diferente de una traducción estándar ya que está firmada y sellada por un traductor jurado. Por lo tanto, se considera que tiene un carácter oficial y formal por parte de las autoridades. Además, las traducciones juradas solo se pueden proporcionar en copias impresas, ya que deben estar firmadas y selladas por el traductor. Además, puede ir acompañado de documentos adicionales, como La Apostilla de la Haya.
¿CUÁNDO SE REQUIERE UNA TRADUCCIÓN JURADA?
Un documento que está escrito en un idioma extranjero y debe presentarse en los organismos oficiales suele ir acompañada de una traducción jurada exacta del texto original. Esto suele suceder en, por ejemplo, los órganos administrativos, una universidad, un tribunal, un notario. En este caso, se requiere un traductor jurado. Además, se puede utilizar una traducción jurada para garantizar la exactitud de la información traducida.